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El aprovechamiento resinero

Los ancestrales usos que ha tenido la resina han motivado el desarrollo de las técnicas necesarias para su extracción.

El fundamento de la resinación se basa en realizar incisiones sobre el tronco del árbol, provocando la secreción natural de resina procedente de los canales resiníferos. Las técnicas utilizadas tradicionalmente en España son compatibles con la vida del árbol y permiten su extracción durante varios años. A continuación se describen las utilizadas en los dos últimos siglos en los que el aprovechamiento se ha realizado de una forma muy planificada y en un ámbito geográfico muy amplio.

• El método primitivo

El método primitivo consistía en realizar incisiones longitudinales lo más amplias y profundas posibles en el tronco del pino, la miera se deslizaba hacia la base del árbol y ahí se recogía en un pequeño hueco que previamente se había excavado en el suelo.

Con esta técnica se obtenía un producto de baja calidad, ya que se mezclaba con residuos como arena, acículas o restos de corteza.

• Sistema Hugues

A mediados del siglo XIX se introdujo en España el ‘Sistema Hugues’, un método procedente de Francia que se utilizó hasta mediados del s. XX.

En este método las incisiones se realizaban desprendiendo finas láminas de madera de forma longitudinal, sin profundizar demasiado en el tronco, con una herramienta denominada hacha gubia, rubia o azuela, consiguiendo así que por los canales resiníferos puestos al descubierto fluyera la miera. Era necesario un descortezado previo del pino y la miera se recogía en potes de barro.

Esta técnica requería un gran esfuerzo físico y mucha pericia para su correcta ejecución:

Fuente: Mirambientalia España. 2013.

• Método de pica de corteza

Comenzó a implantarse a mediados del s. XX, y con escasas modificaciones se ha venido utilizando hasta la actualidad. Se caracteriza por la realización de las picas o incisiones de forma transversal con la escoda y por la aplicación de un estimulante ácido, siempre previo descortezado del pino. Requiere de menos esfuerzo físico pero de bastante pericia y aprendizaje. Por ser el método utilizado en la actualidad vamos a describirlo con más detenimiento.

Si nos remontamos a las “Instrucciones de Ordenación de Montes de 1890” observamos que desde un principio la Administración Forestal estableció las condiciones técnicas para el desarrollo de las labores de forma que la vitalidad del árbol no se viese seriamente afectada y su aprovechamiento se prolongase en el tiempo, normalmente durante 25 años. Estas condiciones fijaban el diámetro mínimo del árbol a aprovechar, las dimensiones de las incisiones, la forma de realizarlas y su periodicidad.

Al igual que en el método Hugues, la campaña comienza a primeros de marzo y finaliza a mediados de noviembre. La experiencia nos muestra que la cantidad de resina obtenida depende en gran medida de la climatología reinante durante esos meses en cada una de las campañas.

El trabajo comienza con la preparación o montaje del pino. Esta fase se inicia quitando la corteza de la zona del tronco que se va a resinar (20 x 80 cm. aprox.), sin llegar a la madera y quedando lisa la superficie. A esta operación se la conoce como desroñe.

Después, en la parte inferior y con la ayuda de la uve (o media luna) se realiza una hendidura en la que se introducirá una lámina metálica rectangular (grapa), que quedará sujeta al cerrarse la madera sobre ella, y cuya función es conducir la miera que resbala por el tronco hacia un recipiente de barro o pote.

El pote queda sujeto entre la grapa y una punta que se clava en el tronco a la altura de la base del recipiente. El pote de barro tradicional fue sustituido por el de plástico, ya que pesa menos y resulta más fácil extraer la miera de su interior. A continuación se marcan con el trazador dos líneas, guías que delimitan la anchura a resinar (12 cm), según las prescripciones técnicas vigentes.

En el mes de abril y una vez preparados todos los árboles, el resinero comienza a dar las picas, entendiendo por pica cada una de las incisiones que se realizan en el tronco del árbol.

Operario realizando una pica

Las picas se realizan de forma transversal, desprendiendo una tira de corteza y jonje (cambium) que tendrá la anchura que previamente marcamos con el trazador (12 cm) y una altura de 3 cm, se pulveriza inmediatamente después con una solución de ácido sulfúrico para estimular la secreción, pasando luego a repetir la operación en otro pino cercano hasta completarlos todos.

Con el paso de los años el estimulante líquido ha sido sustituido por una pasta, cuya función es liberar el ácido con que está impregnada de forma gradual. Estas mejoras permiten que la siguiente pica pueda darse entre 12 y 14 días después, frente al intervalo semanal que permitía el ácido, por lo que es necesario realizar menor número de picas a lo largo de la campaña.

Los resineros realizan esa labor en todos los pinos, y una vez pasado ese intervalo se volverá a realizar otra pica en el mismo árbol, estaríamos ahora en la segunda pica, que será por encima de la anterior, volviendo a realizar la incisión y a aplicar el estimulante en cada árbol, hasta completarlos todos.

Se recorren así todos los pinos que lleva un resinero, la mata, varias veces a lo largo de la campaña hasta finales de octubre, aunque la periodicidad puede variar según el criterio del resinero, de acuerdo con la meteorología reinante.

Al conjunto de picas que se dan en un árbol el mismo año se las denomina entalladura.

Los años siguientes se abren sucesivas entalladuras por encima de la anterior, llegando por regla general a cinco (quinquenio), que completan una cara, aunque en algunos lugares de la provincia de Soria se han dado casos de siete entalladuras.

Pasado el quinquenio y completada la cara, se abre una nueva a la izquierda de la anterior. Los trabajos de resinación en cada árbol se realizan normalmente durante 25 años (cinco entalladuras en cada una de las cinco caras).

Fuente: Cesefor. 2011.

La resina que llena los potes se recoge varias veces durante la campaña en la llamada remasa. El contenido de cada pote se vacía en una lata de mayor tamaño (20-25 litros) que va sobre el carretillo, y una vez llena la lata se vacía en las cubas o bidones, que posteriormente serán transportados a la fábrica. Esta labor ya no suele ser realizada por los resineros.

En el gráfico siguiente podemos observar la distribución de los trabajos realizados por los resineros a lo largo del año:

Y en el siguiente la distribución de tiempos empleados en cada una de las tareas más importantes en que se divide el aprovechamiento:

Al conjunto de pinos que trabaja un resinero se le conoce como mata, (tradicionalmente en torno a 5.500 pinos), pudiendo estar todos en el mismo pinar o en dos o tres zonas de pinares diferentes. El resinero solía trabajar la misma mata durante cinco años, la duración de una entalladura.

La técnica y los trabajos descritos se han visto muy poco modificados en las últimas décadas y el esfuerzo físico, la destreza y el aprendizaje necesario para llevarlos a cabo, son algunos de los motivos que explican las escasas y poco duraderas incorporaciones de nuevos trabajadores al sector.



 

Fuente:

La resina: Herramienta de conservación de nuestros pinares

 

 

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